sábado, 6 de agosto de 2016

a comer despacio

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A COMER DESPACIO

Despacio se llega lejos

Un consejo que llevan proponiendo los expertos desde hace años ha sido refrendado por un interesante estudio. No se sabe muy bien hasta qué punto es por razones psicológicas como el comer despacio hace que uno sea más consciente de lo que come y hace la experiencia más placentera o las razones fisiológicas,  se mastica mejor, se toma más agua y se da más tiempo a que el organismo "se entere" de que se va saciando; pero el hecho es que comer despacio sacia más y, por tanto, evita que tengamos que comer de más y es un buen motivo para adelgazar. 

Un buen estudio

El estudio, que ha sido realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Cristiana de Texas (Estados Unidos) se ha publicado en el "Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics". Su objetivo principal fue cuantificar la medida en que comer despacio influye en la cantidad ingerida y en la sensación de plenitud.
Un aspecto importante de la mencionada investigación es que se estudiaron los efectos de estas dos formas de comer tanto en personas de peso normal como en obesas o con sobrepeso. A ambos grupos se les pidió que realizaran dos comidas. En una de ellas, debían comer tomándose su tiempo, con bocados pequeños y masticando perfectamente los alimentos. Incluso, debían dejar el cubierto sobre la mesa entre bocado y bocado. En la otra comida, por el contrario, debían actuar como si tuvieran prisa, dando grandes bocados, masticando rápidamente y sin realizar pausas.

Resultados sorprendentes

Por lo que respecta a la cantidad de calorías ingeridas, ambos grupos tomaron más en la comida que tuvieron que realizar con prisas: 88 kilocalorías más el grupo de peso normal, y 58 el grupo con sobrepeso u obesidad. Los investigadores consideraron que solo en el primer caso el aumento de ingesta fue estadísticamente significativo. Tal vez, opinan los expertos, esta diferencia entre grupos pudo deberse a que el que tenía sobrepeso u obesidad era más consciente de lo que comía y, de hecho, tomó menos calorías que el grupo de peso normal.

Causa-efecto

La razón de esta menor ingesta en el caso de comer con lentitud puede estar en que, según el estómago va llenándose, envía al cerebro señales de plenitud y el hambre se reduce. Pero estas señales no son instantáneas, de forma que, si comemos con mucha rapidez, no llegan a tiempo para reducir la ingesta, o al menos no tanto como si comemos con más tranquilidad.
En ambos grupos, la sensación de saciedad una hora después de haber terminado de comer fue significativamente mayor cuando comieron más despacio. Esto es importante, porque significa que es de esperar que, tras comer lentamente, la siguiente comida sea más tarde, más moderado, o las dos cosas a la vez. Y este efecto se sumaría, por tanto, a la menor ingesta realizada cuando se comió lentamente. Además, ambos grupos tomaron, en promedio, en torno a un 30% más de agua durante la comida lenta. Y eso es bueno, porque el agua, como es sabido, produce saciedad y no engorda. 

Conclusiones

La Dra. Meena Shah, la autora principal del estudio, afirma que conocer esta información acerca de los efectos de comer rápida o lentamente por parte de las personas que tienen problemas de sobrepeso puede hacer que estas personas coman menos. Creemos que, si bien es cierto que no será la solución a todos sus problemas en lo referido a la alimentación, sí puede suponer una ayuda significativa en esta lucha tan importante como difícil. Si bien no se ha hablado de la parte fisiológica de la alimentación y la saciedad, hoy gracias a los descubrimientos de la Peptina, la Leptina y la Gelina que son Hormonas que regulan la saciedad y vigilan las reservas de grasa corporal, cada vez hay más luz a la hora de afrontar el tema de la obesidad desde muchos más ángulos.

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