miércoles, 29 de diciembre de 2010


ALGO MAS QUE EL DIA DE AÑO NUEVO
El Año Nuevo comenzó a festejarse el 1 de enero hace relativamente poco tiempo; fue el papa Gregorio XIII quien lo dispuso el 4 de Octubre 1582 para todos los países católicos, al inaugurar el calendario en vigencia, que sustituyó al juliano. Luego, poco a poco, las restantes naciones lo incorporaron como los rusos por ejemplo que fueron los últimos en 1917; y así también se aceptó en todo el mundo que el año comenzara el 1 de enero y no el 21 de marzo o el 1 de abril, como solía serlo en los viejos tiempos. Según el calendario gregoriano, el próximo 1 de enero comenzará el año 2011; pero como se estructuró sobre un error de cálculo cometido por el monje Dionisio el Exiguo (llamado también Dionisio el Enano) al fijar entre cuatro y cinco años antes el comienzo de la era cristiana, la fecha sería otra.
Resultó que Dionisio no soportaba la idea de contar los años desde la asunción al trono del emperador Diocleciano, dado que éste había perseguido con furia a los cristianos, y aprovechó el nuevo calendario para hacerlo a partir del nacimiento de Jesús. Tras establecer que Jesucristo había nacido el 25 de diciembre del año 753 "ab urbe condita" es decir, desde la fundación de Roma; decidió que el año uno de nuestra era coincidiera con el 754 AUC, sin percatarse que para entonces la muerte de Herodes llevaba cuatro años de ocurrida. Ahí fue que surgió la pregunta: ¿cómo pudo Herodes mandar a degollar al Mesías en la matanza de inocentes, si él mismo ya estaba muerto? El recálculo denunció el error pero el calendario gregoriano siguió tal cual.
Nuevos estudios basados en lo estimado en el siglo XVI por el astrónomo Johann Kepler, en función de la aparición de la estrella de Belén que en realidad es una triple conjunción de Marte, Júpiter y Saturno en el signo de Piscis; llevaron a proponer que Jesús habría nacido a mediados de septiembre del año 7 y no en diciembre del año 1. Esto significa que el próximo 31 de diciembre no habría que brindar por el año 2011, que ya pasó, sino por el año nuevo 2018. Lo dicho no tiene demasiada relevancia, si se observa que otros pueblos -que en lo civil se manejan con el calendario gregoriano- celebran su año nuevo en otras fechas, en función de sus propias tradiciones históricas o religiosas.
Por ejemplo, el Año Nuevo chino comienza entre enero y febrero con la primera Luna nueva de Acuario; el Rosh Hashanáh (cabeza de año) judío empieza en el mes de Tisri del calendario hebreo, que equivale a septiembre u octubre del gregoriano; y el Año Nuevo musulmán en el mes de Muharram que, como obedece a un calendario lunar, puede caer en cualquier mes gregoriano. Respecto a los años, estos también son dispares: los chinos viven en el año 4708 del tigre y el próximo 3 de febrero recibirán al año 4709 del conejo.
Los judíos transitan el 5770, que establecieron a partir de la supuesta fecha del nacimiento de Adán; en tanto que los musulmanes, cuyo almanaque comienza con la huida de Mahoma a Medina en el año 622, le restan esta cifra al año gregoriano para saber en cuál viven: 1388.
En la ciudad de Buenos Aires, la ley 1550 promulgada en el 2004, instituyó el 21 de junio como año nuevo de los pueblos originarios, en función de que ellos lo celebran en el solsticio de invierno, y por tanto, ese día sus hijos quedan exceptuados de concurrir a clase. Sin embargo, el comienzo del año astronómico o natural -basado en el ciclo de las estaciones- continúa siendo el equinoccio de primavera en el Norte (de otoño en el Sur), esto es, entre el 20 y el 21 de marzo, cuando el Sol "toca" el punto vernal y la rueda de las estaciones recomienza su vuelta.
En la misma fecha comienza también el año astrológico: entre el 20 y 21 de marzo el Sol "toca" el cero grado de Aries (o punto vernal) primer signo del zodíaco, para luego ir avanzando, cada treinta días, sobre cada uno de los restantes once signos.
Entonces, ¿cuándo realmente empieza el año nuevo? Los astrólogos dicen que el año nuevo debería ser personal y que empieza cuando uno llega al mundo, es decir, el “día del cumpleaños”.
OTROS FINES DE AÑO
Generalmente el fin de año en muchas religiones y culturas se da con el fin los ciclos solares, ya que en casi todas las religiones se le asigna al sol el máximo poder.
En las culturas prehispánicas la celebración de fin de año era cuando concluía el invierno e iniciaba la primavera.
Para los chinos el Año Nuevo Chino no puede ser convertido a una fecha exacta del calendario gregoriano y puede ocurrir entre el 21 de enero o el 21 de febrero. Se basa en el calendario lunar utilizado tradicionalmente en China y la celebración cae en general, a la segunda luna llena, luego del solsticio de invierno boreal, que es el 21 de diciembre.
El pueblo judío lleva otra cuenta, ya que no coincide con el mismo calendario y tampoco toman como referencia el A.C. y D.C. Celebran su año nuevo con el “Rosh-hashanáh” y cae dentro del mes de septiembre o comienzo de octubre.

OTROS AÑOS NUEVOS.
Algunos radicales ortodoxos celebran el 14 de enero al mantener el calendario juliano.
La celebración del Año Nuevo Vietnamita, celebrado junto al Año Nuevo Chino.
El Año Nuevo Islámico se celebra el 1 de Muharram, aproximadamente fines de enero e inicios de febrero.
La celebración del Año Nuevo Tibetano se celebra entre enero y marzo.
La celebración del Año Nuevo Iraní es para el equinoccio vernal, el 21 de marzo.
También la celebración del Bahaísmo se da en el equinoccio vernal, el 21 de marzo.
En Tailandia, Camboya, Birmania y Bengala se celebra entre el 13 y 15 de abril.
Celebración del Año Nuevo Mapuche es entre el 21 y el 24 de junio, el “We tripantu”.
Celebración del Año Nuevo Inca, el 24 de junio en el “Inti Raymi”.
Celebración del Año Nuevo Judío es generalmente en septiembre.
Celebración del Año Nuevo Etíope, el 11 de septiembre.

EL AÑO BISIESTO
La tierra no gira 365 días alrededor del sol como muchos piensan; en realidad lo hace cada 365 días y 6 horas aproximadamente, esto hace que después de cuatro años se han acumulado 24 horas al año(6x4=24) es decir un día más. Este día se añade para corregir el desfase que existe con la duración real de los años; o sea que cada cuatro años hay que sumarle un día más al calendario.
“El año nuevo debe recibirse con una elevación del estado de conciencia y con un firme propósito de superación espiritual. No es exactamente a través de un ritual como conseguiremos este objetivo, sino con la armonía del hombre, la naturaleza y las energías del cosmos, que sólo proviene de una apropiada actitud mental y unidad con las fuerzas del cosmos”.

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