lunes, 28 de febrero de 2011

comer normal


COMER NORMAL
Miguel de 10 años llego a mi consultorio hace 3 meses con 9 kilos de exeso de peso y 2 centímetros menos de talla. Hoy ha variado su fisionomía externa se ve más delgado y más alto; la ropa holgada que usaba el dejo tirada en el ropero, se siente más ágil y más seguro de sí mismo. El día de ayer acudió a su control médico y me hizo la siguiente pregunta:
¿Dr. cuando voy a volver a comer normal?
Me quede pensando si su comida actual es “anormal”; le pregunte si es que comer pan con queso y jamón, un jugo de naranja y una taza de leche por las mañanas le parecía anormal? O si en el almuerzo un pollo al horno con legumbres y ensaladas y una fruta de postre le parecían anormales? O si por las tardes ese sándwich con su vaso de yogurt le parecían anormales; Y si por las noches el atún con papa y verduras con unas tostada y una taza de leche le seguían pareciendo anormales?
Supongo que a lo que se refería era a las gaseosas, papas fritas, chocolates, galletas de chocolate; hamburguesas con más papas fritas; pizzas grasosas, pollo frito con más papas fritas y cuanto snakcs venden en las bodegas. Sin embargo ¿quién está comiendo anormal; este niño de hoy o el que conocí antes?
La pregunta definitivamente se la hice al padre; lo mas escalofriante de todo es que el padre no sabía que responder ya que para el comer normal es comer toda esa cantidad de azúcar, grasas, gaseosas persevantes y colorantes y cuanta porquería se le podía ocurrir en ese momento…..eso era comer “normal” para el Padre………..y lo más penoso de todo es que a ese niño se le ha hecho creer que eso es “la normalidad alimentaria” ya que así ha venido comiendo en los últimos 7 u 8 años de su corta vida.
PATRONES ALIMENTARIOS
Es muy cierto que en la Medicina nunca hablamos de “normalidad” ya que esto implicaría necesariamente la “anormalidad”; usamos un término mucho mas adecuado que se llama “frecuencia”; es decir…..”Es frecuente que……” o “frecuentemente encontramos…….”.
Al hablar de alimentación tampoco podríamos hablar de normalidad ya que caeríamos en el mismo Juego, lo que si se ha establecido son “patrones alimentarios adecuados”; así no solo suena mucho mejor sino que el término en sí nos está dando un consejo muy grande y es que hay requerimientos alimentarios que son la base de nuestro funcionamiento óptimo.
REGLAS DE ORO PARA TUS HIJOS
Con los niños se han establecido 5 reglas de Oro para un buen desarrollo y crecimiento, así como una buena “educación Alimentaria”.
1. GENERAR BUENOS HABITOS
El entorno familiar y escolar tiene una gran importancia a la hora de determinar la actitud del niño hacia determinados alimentos y el consumo de los mismos. Como padres podemos ser un buen ejemplo para nuestros hijos, pero también podemos ser el peor de todos a la hora de sentarnos a la mesa.
Los adolescentes, asimismo están expuestos a modas alimenticias pasajeras y a las tendencias a adelgazar, suelen saltarse comidas y desarrollar hábitos alimenticios irregulares. Una de las comidas que se saltan más frecuentemente es el desayuno. Hay estudios que demuestran que el desayuno tiene una importancia vital para proporcionar la energía y los nutrientes necesarios después del ayuno nocturno, y que contribuye a una mayor concentración y rendimiento en el colegio.
2. LA COMIDA NO ES PREMIO NI CASTIGO
El comer es un placer y por tanto no debe estar asociado nunca al castigo; obligar a comer alimentos con sabores y texturas nuevas a veces son un problema para los niños; busquemos siempre alternativas con comidas que el niño ya consuma habitualmente; si vamos a adicionar una carne o verdura que no consume con regularidad pongámosla junto con otra que si lo haga por ejemplo la pasta. Un niño que no come atún muchas veces si lo hace con fideos.
Los premios que el niño espera por acciones buenas tanto en su vida como en la escuela están asociadas a “afecto”, un abrazo, un beso, un dia de excursión o un día de playa; van a generar en el niño también estilos de vida distinto. Si a un niño se le premia con pollo frito, papas fritas, hamburguesas, etc. No solo vamos a generar niños con compulsión alimentaria sino asimismo niños con problemas de peso y emocionalmente inestables.
3. ACTIVIDAD FISICA
La inactividad física no sólo tiene una gran importancia en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad, sino que también influye en el desarrollo posterior de enfermedades crónicas como enfermedades cardiacas, algunos tipos de cáncer, diabetes, hipertensión, problemas intestinales y osteoporosis. Además, el ejercicio físico ayuda a mejorar la flexibilidad del cuerpo, el equilibrio, la agilidad y la coordinación, así como a fortalecer los huesos.
Actualmente se recomienda que los niños practiquen alguna actividad física durante al menos 60 minutos al día. Para saber más sobre ejercicio físico.
Normalmente, las necesidades energéticas de los adolescentes suelen depender de su rapidez de crecimiento, y cada uno debe valorar dichas necesidades según su apetito. Como consecuencia, la mayoría de los adolescentes mantiene un equilibrio energético y el consumo de alimentos variados aporta los nutrientes suficientes para que su crecimiento y su desarrollo sean óptimos.
4. CANTIDAD Y CALIDAD EN EL PLATO
El apetito del niño es “Autoajustable”; él es muy sabio y sabe cuánto debe comer; lamentablemente en un afán de asegurar una mejor alimentación infantil, les servimos raciones de un adulto y los obligamos a terminar el plato. Solo generaremos niños cuya capacidad gástrica vaya en aumento y cada vez comerá mas porque “le entrara mas” comida. Las edades son muy importantes en este punto; no solo la curva de crecimiento demandará más alimento de este niño sino que al comer a sus horas comerá mejores raciones. Conversar con el Pediatra las raciones de los niños a diversas edades es importantísimo debido a que estas varían considerablemente en la niñez, pubertad y adolescencia.
Hay que tener en cuenta asimismo que la tensión y los trastornos emocionales pueden afectar seriamente el equilibrio energético de los adolescentes, provocando un consumo insuficiente o excesivo de alimentos. Las infecciones leves o graves, el nerviosismo, los problemas menstruales, dentales o cutáneos (acné) son factores que pueden provocar una alteración del apetito, y los adolescentes que consumen dietas pobres son los más vulnerables. El estrés emocional va asociado frecuentemente a manías alimenticias y a la moda de estar delgado, que pueden provocar desórdenes alimenticios como la anorexia nerviosa.
5. CONTROLES ANUALES CON EL MEDICO
La única forma de saber si estamos por buen camino con nuestros hijos es definitivamente un buen seguimiento; las visitas con el pediatra se hacen indispensables hoy en día una vez por año, evaluar las curvas de crecimiento y los signos exteriores de maduración tanto psicomotriz como sexual nos permitirán identificar signos de alerta ante cualquier evento como el sobrepeso, pubertad tardía o precoz, déficit de crecimiento por nutrientes, etc.
La prevalencia del exceso de peso y la obesidad en niños y adolescentes se ha convertido hoy en día en uno de los principales problemas nutricionales, ya que es muy probable que continúe afectándoles en la edad adulta. Los adolescentes que están desarrollándose se sienten especialmente preocupados por la imagen de su cuerpo y un exceso de peso puede tener un profundo impacto en su salud emocional y física. Existen varios factores, socioeconómicos, bioquímicos, genéticos y psicológicos que provocan la obesidad, y todos ellos están estrechamente relacionados; una buena asesoría con nuestro Médico es lo más conveniente.

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